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BUCHANAN CABALGA DE NUEVO

BUCHANAN RIDES ALONE (USA 1958) Duración: 78 min.
Director: Budd Boetticher
Productor: Harry Joe Brown
Guión: Charles Lang Fotografía: Lucien Ballard
Música: Mischa Bakaleinikoff George Duning Heinz Roemheld Paul Sawtell
Fred Steiner
REPARTO: Randolph Scott, Craig Stevens, Barry Kelley, Tol Avery, Peter Whitney,
L.Q. Jones, Robert Anderson, Joe De Santis, William Leslie, Jennifer Holden,
Nacho Galindo.
Tom Buchanan (Randolph Scott) es un veterano cowboy que abandona México y se adentra en Estados Unidos tras haber logrado amasar una considerable fortuna de dos mil dólares, con la que logrará por fin ser propietario de unas tierras en California. Sin embargo reescala en Agry Town, una ciudad dominada por personajes poco recomendables, donde pronto su carácter noble chocará con aquellos que quieren fundamentalmente robar su fortuna. Para ello se le implicará en el asesinato que ha practicado un joven mexicano –Juan (Manuel Rojas), hijo de un terrateniente-, hacia el hijo del Juez Simon Agry (Tol Avery). Buchanan defiende al mexicano de la refriega que iba a sufrir y es implicado de forma deliberada como cómplice del asesinato, al objeto de despojarle de sus dos mil dólares, por parte de los esbirros del Sheriff. Ambos son hechos presos en la cárcel pero será Carbo (Craig Stevens) el que aconseje al Juez que los encausados sean juzgados para evitar que la candidatura de este como senador no prospere.
BUCHANAN RIDES ALONE es un western no especialmente logrado.Un elemento de especial importancia estriba en la ausencia de un guión lo suficientemente interesante y denso –tan característico de las aportaciones de Burt Kennedy en otros títulos de este ciclo-. En esta ocasión se echa de menos la presencia de ese importante matiz psicológico. Los personajes secundarios en este caso carecen de atractivo y tensión y se encaminan al estereotipo. Una faceta a la que hay que acentuar es el excesivo predominio de secuencias de interiores caracterizadas por su acartonamiento –y en las que no se registra ese aire claustrofóbico que caracterizaba, por ejemplo, la estupenda DECISION AT SUNDOWN (1957, Budd Boetticher)-e incluso la falsedad que destilan las peleas que se desarrollan. Aún así, el film es estimable, un típico western serie B del prolífico dúo Scott-Boetticher.

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